LA TIERRA Y LA
CUESTIÓN SOCIAL
El texto es una fuente primaria de carácter histórico-circunstancial
o narrativo y de contenido político, social y económico. El autor es
Joaquín Costa, uno de los máximos
exponentes del pensamiento regeneracionista. El texto es de carácter público
pues el autor expone su pensamiento buscando conseguir gente que secunde el
movimiento regeneracionista que se opone a la Restauración y que surge tras el
desastre del 98 el cual evidenció la verdadera situación en la que se
encontraba España.
Fue escrito en 1902 y es un fragmento del libro La tierra
y la cuestión social.
En el texto Joaquín Costa analiza la situación social y
económica del momento que es fruto de las políticas de los partidos dinásticos
que gobiernan el país el último cuarto del siglo XIX. Estos partidos consiguen
el gobierno a través de amañar las elecciones, del pucherazo, del caciquismo.
Este amaño es posible debido a la no libertad del pueblo, la cual, aunque es
teórica (‘’porque esa libertad no se cuidaron más que de escribirla en la
Gaceta’’), no existe en la realidad. El pueblo sigue siendo analfabeto y sigue
pasando hambre por lo que no tiene independencia a la hora de elegir a sus representantes.
Su voto es ‘comprado’ gracias a falacias o incluso a cambio de un plato de
comida (“el que tiene el estómago dependiente de ajenas despensas no puede ir a
donde quiere; no puede pensar como quiere; no puede el día de las elecciones
votar a quien quiere…’’) (‘’va conducido por un lazarillo a donde el lazarillo
quiere llevarle…”). Según Costa se ha de mejorar y universalizar la instrucción
y para acabar con los estómagos vacíos se ha de llevar a cabo una profunda
transformación de la agricultura.
De una de las frases más célebres de Costa (‘’escuela,
despensa y siete llaves al sepulcro del Cid’’) en el texto aparecen la escuela
y la despensa mediante el lema de Cerebro y Estómago el cual resume el
contenido del texto.
El escrito comentado fue redactado durante la crisis del 98,
debida a la pérdida de España de sus últimas colonias americanas tras la
derrota contra los Estados Unidos en Cuba. Esta derrota tuvo lugar en abril de
1898 y en diciembre España firmó la Paz de París, por lo que abandonó Cuba,
Puerto Rico, las Filipinas y la isla de Guam. El resto de territorios de
ultramar (las Marianas, las Carolinas y las Palaos) fueron vendidas a Alemania.
La intervención de EEUU en el conflicto cubano fue debida a
la política extremadamente proteccionista que España imponía a la colonia y que
dificultaba el comercio entre esta y EEUU.
Este desastre dejó sumida a la sociedad en un estado de
frustración y desengaño porque relegaba a España a un segundo plano en el contexto
internacional y se sumaba a la corrupción e incapacidad del gobierno.
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