jueves, 30 de marzo de 2017

RAFAEL ESCOBEDO Y SU TIEMPO


RAFAEL ESCOBEDO Y SU TIEMPO




FUENTES

Libro de Matías Antolín: Con un crimen al hombro. Yo maté a los marqueses de Urquijo
Libro de Javier Anastasio: Supuestos y conjeturas (Dossier Urquijo) 

ELECCIÓN DEL PERSONAJE


Me he decantado por Rafael Escobedo, el cual, aunque se me asignó por error (seguramente debería haber sido Juan de Escobedo), protagonizó uno de los crímenes recientes más recodados a la par que intrigante y del que contamos con numerosas fuentes, muchas de ellas actuales, pues ocurrió a principios de los años 80 del siglo pasado.
Si bien es verdad que José Sanjurjo tuvo mucha más trascendencia en la historia no lo he elegido pues realizar un trabajo acerca de él da menos pie a la investigación y realización de conjeturas y… ¿por qué no decirlo?, me atraía más ponerme en el papel de un detective/investigador analizando a los sospechosos del crimen y leyendo sobre sus coartadas y declaraciones.
A continuación, resumiré quién fue José Sanjurjo y Sacanell.

 José Sanjurjo y Sacanell (Pamplona, 1872 - Estoril, Portugal, 1936) Fue un militar español, recibió destinos en Cuba (1894-98) y Marruecos (1898-1921). Ascendió por méritos de guerra hasta el generalato en 1921, año en que fue nombrado gobernador militar de Zaragoza.
Desde allí secundó el golpe de Estado de Miguel Primo de Rivera (1923), con cuya dictadura colaboró estrechamente. Como comandante general de Melilla preparó el desembarco de Alhucemas (1925), que acabó con la insurrección de Abd-el-Krim, consolidó el protectorado español en Marruecos y proporcionó a la dictadura uno de sus mayores éxitos. Su labor al frente del ejército de Marruecos le proporcionó ascensos, condecoraciones, un título nobiliario (marqués del Rif, en 1927) y un prestigio incontestado entre los jóvenes oficiales africanistas.
Al proclamarse la Segunda República (1931), aceptó el cargo de director de la Guardia Civil, del que fue destituido por sus excesos en la represión contra movimientos obreros como el de Arnedo (Logroño) en 1932. Pasó entonces a dirigir el Cuerpo de Carabineros; pero la derecha instrumentalizó este cambio presentándolo como una discriminación sectaria del gobierno de Manuel Azaña.
Sanjurjo no simpatizaba ni con la orientación izquierdista del gobierno ni con el carácter democrático del régimen republicano, como demostró encabezando un intento de golpe de Estado en Sevilla, que fracasó (1932)
Tras ser excarcelado por el gobierno de derechas que salió en las elecciones de 1933 pues estaba condenado a cadena perpetua partió al destierro en Portugal (1934), donde pudo conspirar contra la República con total libertad.
Convertido en un símbolo para los militares reaccionarios descontentos con el triunfo electoral de la izquierda en 1936, fue reconocido como jefe por Emilio Mola, Francisco Franco y los demás conspiradores que prepararon el alzamiento del mes de julio. Murió en un accidente de aviación cuando se disponía a viajar a Burgos para asumir la jefatura del Estado que le ofrecían los sublevados.


RAFAEL ESCOBEDO ALDAY


Rafael Escobedo Alday (Madrid, 3 de enero de 1955 - Penal del Dueso, Cantabria, 27 de julio de 1988) fue declarado por el Tribunal Supremo de España como asesino de los Marqueses de Urquijo.
De familia acomodada, estudió dos años derecho y contrajo matrimonio el 21 de junio de 1978, con Myriam de la Sierra y Urquijo, hija de los marqueses de Urquijo. El matrimonio fue en régimen de separación de bienes.
Tras convivir en el chalet de los suegros en Somosaguas durante un tiempo, el matrimonio se traslada a vivir la calle Orense de Madrid.
La relación se fue deteriorando y a mediados de 1979 Miriam inició una relación sentimental con el estadounidense Richard Dennis, conocido como Dick, el Americano.
Rafael Escobedo fue íntimo amigo de Juan de la Sierra, hermano de su esposa, e incluso se especuló que mantuvieron una relación sentimental además de participar en bacanales y orgías que tuvieron lugar en la casa que perteneció a los Marqueses una vez estos ya estaban muertos.

Crimen de los Marqueses de Urquijo
La madrugada del 1 de agosto de 1980 fueron disparados hasta la muerte Manuel de la Sierra y Torres, marqués de Urquijo, mientras dormía en una habitación de su chalet de Somosaguas (Madrid) y la marquesa, María Lourdes Urquijo Morenés que dormía en una habitación diferente. A la mañana siguiente, el país se despertó con la noticia de la muerte, no sólo de dos millonarios influyentes, sino también de los dueños del Banco Urquijo, en plena negociación para la fusión con el Banco Hispano Americano.
La residencia contaba con vigilancia de seguridad y no se apreciaban síntomas de robo. Solo aparecía un cristal roto en la planta baja, por lo que todo parecía indicar que los asaltantes ya conocían la vivienda.

Residencia de los marqueses en Somosaguas





Imágenes filtradas de los cadáveres


Durante meses se especuló sobre el móvil y los posibles asesinos:
-Rafael Escobedo (alias Rafi). Yerno de los marqueses. La noche del crimen había ido en coche acompañado de su amigo Javier Anastasio a la residencia de estos en Somosaguas.
Escobedo era detenido como autor del crimen el 8 de abril de 1981 tras encontrarse en una propiedad de su padre unos casquillos de pistola que parecían coincidir con los que acabaron con la vida de los marqueses. Este descubrimiento lo realizó José Romero Tamaral, investigador independiente, que tuvo información de que allí se realizaban prácticas de tiro. A esa propiedad, situada en Moncalvillo de Huete (pedanía del municipio de Huete, situado al noroeste de la provincia de Cuenca) se había trasladado Rafi poco tiempo después del crimen para llevar una vida apartada.
Tres días después de la detención, Rafi ingresaba en la cárcel de Carabanchel. Según declaró Marcos García Montes, uno de los abogados que tuvo Escobedo, la policía lo sometió a una ‘’tortura siciliana’’ consistente en desnudarle frente a una decena de policías que se reían de él (Según defiende el abogado, algunos policías fueron juzgados por estos hechos, aunque no aporta más información). Esto, sumado a la detención de su padre y la amenaza de que su madre podría ser también detenida, destrozó moralmente a Rafael. En este estado, Rafael Escobedo, confesó su culpabilidad.
 Sin embargo, durante el juicio, se retractó, apuntando a Diego Herrera, administrador de los fallecidos, como autor material del crimen, en connivencia con Myriam y Juan de la Sierra y Urquijo.
Las únicas pruebas del caso: la pistola, los casquillos, las declaraciones ante la policía... desaparecieron. Pese a ello, el 7 de julio de 1983 Rafael Escobedo fue condenado a 53 años de prisión más una indemnización de 20 millones de pesetas a los hijos de las víctimas, por su responsabilidad en concepto de autor de dos delitos de asesinato con la concurrencia de las circunstancias agravantes de premeditación y nocturnidad, a la pena de 26 años, 8 meses y un día de reclusión mayor por cada uno de los delitos.
Su entonces abogado, José María Stampa Braun, presentó recurso, pero el Tribunal Supremo confirmó la condena el 10 de mayo de 1984.
 En noviembre de 1983 recayó sentencia de divorcio con Myriam de la Sierra.
 Escobedo ingresó en el penal del Dueso, en Cantabria, el 6 de febrero de 1985. Tras una huelga de hambre y dos intentos de suicidio —el primero el 10 de marzo de 1987, mediante cortes en su muñeca izquierda, y el segundo a mediados de julio de 1988, tras inyectarse una sobredosis de heroína—, Rafael Escobedo se ahorcó en su celda con unos trozos de sábana atados a los barrotes de la ventana. Tan sólo 14 días antes de su muerte se emitió una entrevista concedida al periodista Jesús Quintero para el programa El perro verde, de Televisión española en la que Escobedo insistió en su inocencia, insinuó públicamente que iba a ‘tirar de la manta’ y reconoció estar cansado de todo.

- Javier Anastasio de Espona. Amigo de Rafael Escobedo. La noche del crimen llevó a su amigo en coche a la casa de sus suegros. Después supuestamente se volvió a Madrid a dormir en casa de su hermana. Tres días después del crimen, Rafael le pidió que se deshiciera de una bolsa que contenía una pistola envuelta en trapos. Javier así lo hizo y la arrojó al pantano de San Juan.
Rafael le hizo saber a un amigo en común, Mauricio López Roberts, acera de lo anterior y éste lo declaró a la policía. El 17 de octubre de 1983 Javier Anastasio fue detenido y fue procesado como coautor del doble crimen. Ingresó en prisión provisional, a la espera de juicio, en el penal de Carabanchel.
Tras tres años y medio de prisión preventiva, el máximo que un reo español había pasado en la cárcel sin un juicio, el 20 de marzo de 1987 Javier Anastasio fue puesto en libertad a la espera de juicio que se celebraría dos meses después. Sin embargo, éste fue pospuesto hasta cuatro veces. Finalmente, la Audiencia de Madrid señaló el proceso para el 21 de enero de 1988. Unos días antes de Navidad, Javier Anastasio tomó un avión rumbo a Brasil.
Desde entonces se mantuvo en paradero desconocido. Sólo se lo vio siete años después, cuando fue entrevistado para televisión por Jesús Quintero desde Brasil. En mayo de 2010 se dictó la retirada de cargos y archivo de las actuaciones por prescripción del delito, al haber transcurrido 30 años.
Javier Anastasio. Foto del 2010 al hacer la entrevista con Vanity Fair

-Diego Martínez Herrera. Administrador de los marqueses durante 30 años. La mañana del crimen apareció vestido de luto, lavó los cadáveres antes de que se realizara la autopsia y quemó documentación que el marqués guardaba en la caja fuerte. Debería haber estado en Sotogrande preparando la casa de verano, tal y como le había ordenado el día anterior el marqués.
Al día siguiente realizó un viaje a Londres, ciudad a la que también viajó Javier Anastasio y dónde se encontraba Juan de la Sierra.

-Juan y Myriam de la Sierra. Hijos de los marqueses y sus herederos directos. Nunca habían ocultado hasta entonces, ni en público ni en privado, la mala relación familiar y se quejaban repetidamente de la tacañería de su progenitor. El marqués era además un obstáculo para la fusión del Banco Urquijo con el Hispano Americano, a la que se oponía, y que muchos otros —políticos, economistas—, apoyaban.
Juan, alegó siempre que la noche del crimen se encontraba en Londres, donde estudiaba. Según declaró, se enteró del asesinato de sus padres a las diez de la mañana del primero de agosto y cogió un avión a Madrid. Llegó a Barajas a las cinco de la tarde. Myriam, por su parte, declaró haber estado la noche del crimen en su casa viendo la televisión hasta aproximadamente medianoche y después se fue a dormir.

-Mauricio López-Roberts. Marqués de Torrehermosa. Fue detenido como encubridor del suceso. Condenado a diez años de cárcel, por asegurar que había prestado 25.000 pesetas a Anastasio para que viajara a Londres el día en que fue detenido Rafael Escobedo, el 18 de febrero de 1991.

-Vicente Díez Romero. Mayordomo. Señaló, entre otras cosas, que a los cómplices de los asesinatos había que buscarlos dentro de la finca de Somosaguas, y que Escobedo le confesó que había dado muerte a los marqueses y contado todos los detalles relativos al caso. Sin embargo, nunca lo declaró en los juzgados "estaba dispuesto a confesar todo lo que sabía ante la sala, pero los interrogatorios del fiscal y del abogado defensor me impidieron relatar todo lo que sabía. Evidentemente, no iba a ponerme a acusar a personas si nadie me preguntaba por este punto".



COMENTARIO HISTÓRICO PERSONAL

El crimen de los marqueses de Urquijo ha sido uno de los más mediáticos, sino el que más, de los crímenes de la historia reciente; de la democracia.
Si bien no ha tendido apenas trascendencia en la vida de las personas más allá de familiares y amigos de las víctimas y condenados; todos los cabos abiertos en el caso, lo extraño de muchas de las coartadas de los sospechosos, la desaparición de pruebas del caso… hacen este crimen realmente intrigante y sirve como pretexto para cuestionarse lo mucho que puede cambiar lo que pasa a la historia, la verdad que se sabe, de lo ocurrido en realidad.
En mi opinión y después de haberme leído las declaraciones de todos los protagonistas de este caso, creo que Rafael Escobedo sí que mató o participó directamente en el asesinato de los que fueron sus suegros. Lo que también creo es que le cargaron los muertos y que realmente este crimen se trata de un parricidio inducido por parte de los hijos de los marqueses que se beneficiaron del crimen. A Javier Anastasio lo considero culpable, al menos, de encubrimiento por hacer desaparecer el arma de fuego. En cuanto a Diego Martínez Herrera decir que pienso que fue uno de los partícipes en los asesinatos.
El tema de si el suicidio en la cárcel de Rafael Escobedo lo fue en realidad o simplemente se lo quitaron de en medio por miedo a que destapara la verdad da que pensar. Rafael, que no había consumido drogas antes de su entrada en prisión acabó destrozado por estas. Javier Anastasio señala lo siguiente en la entrevista que concedió a la revista Vanity Fair en el 2010:
 ‘’la autopsia reveló que sus pulmones contenían una gran dosis de cianuro. Y nadie trató de averiguar por qué un tal Ángel Según Fernández ingresó, tres días antes de la muerte de Escobedo, en la cuenta del preso José Huertas Benítez (que repartía el pan y tenía las llaves de la celda de Rafi y de otros internos) 250.000 pesetas y el día 4 de agosto otras tantas; un preso que normalmente no recibía ningún ingreso’’.
Casualmente en la entrevista que Rafi concedió unos días antes de su muerte intuía una intención de esclarecer la verdad.
Siguiendo con la entrevista de Javier Anastasio, declara cosas como que un juez le aconsejó que huyera del país porque el juicio estaba arreglado de antemano (cosa que acabaría haciendo) o que Juan de la Sierra que se suponía en Londres la noche del crimen estaba realmente en Madrid:
“Hay cinco cosas que desmontan su tesis:
La primera: ninguno de los periodistas que le esperaban en el aeropuerto lo vio llegar.
La segunda: cuando el juez le pidió el billete de avión y el pasaporte, Juan recurrió la petición y se negó a ofrecer esos datos. Acabó diciendo que había viajado en un vuelo de Iberia. Mi abogado consiguió la lista de pasajeros y él no figuraba en ella. Interrogamos a las 135 personas del avión y nadie lo recordaba. Tampoco la tripulación.

Tercero: durante el juicio, el confesor de la marquesa confirmó que había hablado por teléfono con Juan por la mañana y que ya estaba en España.

Cuarto: un empresario de un conocido restaurante madrileño le contó a mi abogado que, dos días antes de los hechos, Juan y su padre estaban cenando en su local.

 Quinto: aquella noche Rafi me dijo que le acercara a casa de los marqueses porque había 
quedado con Juan”

Sin embargo, hay argumentos Javier Anastasio que resultan nada convincentes y que hacen dudar seriamente de la veracidad de los demás. Por ejemplo, la explicación que da de el motivo que da de su viaje a Londres el día siguiente al crimen. Según Javier, viajó allí para visitar a una novia azafata. Qué casualidad que fuese en Londres y en las mismas fechas que viajó el administrador…


Unas de las pruebas más creíbles son las que aporta el periodista Matías Antolín, amigo de Escobedo, quien expone en su libro Con un crimen al hombro. Yo maté a los marqueses de Urquijo las confesiones que dice que obtuvo de Rafi en la cárcel.
Explica que Rafael le contó que fueron él y Anastasio hasta la residencia de los marqueses con un soplete, esparadrapo y la pistola del crimen. El esparadrapo lo usaron para ponerlo en un cristal y romperlo sin hacer ruido y el soplete para hacer ceder la cerradura de una puerta. Obviamente Escobedo, que había vivido ahí, sabía por dónde iba. Cuenta también que el plan era solamente acabar con el marqués que era el que se oponía a la fusión entre los bancos pero que la marquesa se despertó al oír los tiros a su marido y debido a eso fue asesinada también.
Esto también da a entender que la seguridad de la casa, los vigilantes… no hicieron su labor a propósito. Siendo el responsable de esto Diego Martínez Herrera, que además mandó lavar los cuerpos antes de la autopsia y quemar documentos.
¿La verdad del crimen? Escobedo se la llevó a la tumba. Lo que pasará a la historia es que él y Anastasio fueron los asesinos y que el caso se cerró muerto uno y fugado el otro. Lo que realmente ocurrió puede que fuese muy diferente.

¿Actuaron los intereses económicos y el poder para proteger a los hermanos de la Sierra? Más que posiblemente. 

Los marqueses con sus hijos

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